A la hora de elegir un colchón, nos surge un par dudas:
¿Cuándo hay que cambiar el colchón?
Aunque los expertos dicen que hay que cambiar el colchón pasados 10 años de su compra, pero esto no es una regla que seguir al pie de la letra. Algunos colchones será necesarios cambiarlos mucho antes.
Según pasa el tiempo todos sufrimos cambios en nuestro cuerpo, esos cambios pueden provocar que uno no consiga descansar bien porque el colchón no se adapte a la nueva situación. Si se empieza a notar falta de descanso, tal vez, sea hora de comprar un nuevo colchón que se ajuste a las nuevas necesidades.
¿Qué colchón debería comprar?
Comprar un colchón no es lo mismo que ir de tiendas un día, te gusta un tipo de ropa, te la pruebas rápidamente y si te vale ya está. No. Elegir el mejor colchón requiere de paciencia y tiempo.
No vale mirar unos minutos y ya. Se recomienda que se pruebe el colchón elegido, al menos, durante un mes para asegurarse de que satisface las expectativas y necesidades.
Las medidas del colchón son importantes. El largo que tenga dependerá de cómo de altas sean las personas que vayan a usarlo. Siempre debe tener unos centímetros más que la persona con más altura. Que no se quede justo, y ni mucho menos, corto. El ancho puede depender de los metros de la estancia. Aunque siempre es mejor disponer de espacio suficiente en la cama.
Cuando existen problemas concretos de salud es importante que, antes de comprar un colchón, se pida consejo a un médico. Por ejemplo, si alguien tiene problemas de circulación el médico le puede aconsejar un colchón flexible y un somier que se pueda levantar para poner las piernas en alto. Ante las dudas, siempre es mejor consultar con un profesional.
Ahora existen diferentes materiales entre los que escoger el colchón. La viscoelástica es una buena opción porque se adapta al contorno de la persona y tiene lo que se conoce como “efecto memoria”. El descanso será bueno porque el colchón reconoce las posturas y se adapta para que la persona pueda conseguir la mejor posición al dormir. Los colchones de látex permiten un movimiento natual y consiguen que la columna tenga una posición en la que no sufra. Y los colchones de muelles son los mejores si se necesita una mayor transpiración y frescor.